Muchas creencias sobre el aprendizaje que adoptamos en el sistema educativo son erróneas. En esta página aprenderás las claves para hacer crecer tu jardín mental y tu capacidad de aprender cosas nuevas.

“Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino quienes no sepan aprender, desaprender y reaprender.” – Alvin Toffler

Puedes entrenar a tu cerebro para que retenga mejor los conocimientos y la información. Una vez que entiendas las claves del aprendizaje, todo cambiará, desde la forma de hacer preguntas hasta la forma de consumir información.

El aprendizaje es el acto de incorporar nuevos hechos, conocimientos y habilidades a nuestro cerebro. Nuestro cerebro nunca deja de aprender, siempre estamos desarrollando nuevas competencias. Cada nuevo conocimiento que adquirimos se basa en lo que ya sabemos y nos da una imagen más completa del mundo. Y cuanto más desarrollada esté nuestra comprensión del mundo, más fácil nos resultará adaptarnos.

Sabemos por la biología que los organismos que pueden adaptarse a su entorno en constante cambio sobreviven y prosperan. Los que no pueden hacerlo acaban por extinguirse. Lo mismo ocurre con nosotros en nuestra vida.

El mayor enemigo del aprendizaje es nuestro ego. Cuando crees que sabes algo, aprender algo nuevo significa que podrías tener que cambiar de opinión, por lo que es fácil pensar que no hay lugar para nuevas ideas. Pero no querer cambiar de opinión te mantendrá estancado en el mismo lugar. El primer paso para aprender es reconocer tu ignorancia y decidir hacer algo al respecto.

¿Cómo aprender cada día?

Las fuerzas de la globalización y el progreso tecnológico nos aseguran que los días de una sola carrera en una empresa ya han pasado hace mucho tiempo. Ahora necesitamos más que nunca nuestra capacidad de aprender durante toda la vida, incluso desde el punto de vista creativo, económico y personal.

Aunque la realidad nunca es blanco o negro, si podemos distinguir aquellas personas con una curiosidad viva por seguir aprendiendo, de otras que ven el aprendizaje simplemente como un medio para un fin.

El segundo tipo de personas, han arrastrado de la educación, la creencia de que el aprendizaje es algo duro e innecesario. Sin embargo, para el primer grupo de personas, el aburrimiento es incomprensible en un mundo de acceso casi infinito al conocimiento. Para estos, aprender cada día es el paso más rentable para una vida mejor: tomar mejores decisiones, obtener más oportunidades y sobrevivir en la incertidumbre.

Solo hay que tener algo en cuenta. Antes de saber cómo no dejar nunca de aprender, es necesario encender nuestra curiosidad. Para ello, intenta sumergirte todo lo posible en un tema que quieras aprender, y haz que forme parte de tu rutina diaria de múltiples formas. Esta es la base para crear buenos cimientos de conocimientos y la actitud necesaria para afrontar los retos de la vida.

Además, una razón por la que somos malos aprendiendo es que el mundo moderno erosiona nuestra capacidad de atención al entrenarnos para estar en un constante estado de distracción. Puede que te sientas bien en el momento de saltar al último ping de tu teléfono, pero el aprendizaje requiere una concentración profunda. Cuando te encuentras en un estado de distracción, la nueva información no puede fijarse en tu mente y acabas teniendo lagunas de comprensión. La concentración es un arte: mediante la experimentación y la creatividad, puedes crear sistemas que te permitan prestar toda tu atención a lo que estás aprendiendo.

El primer paso que debes dar para no dejar nunca de aprender, es dejar el aprendizaje pasivo de la educación tradicional para buscar habilidades y conocimientos aprendidos de forma intensa. Fuera de tu zona de confort intelectual es donde experimentas el aprendizaje más efectivo.

Lectura

En mi opinión, la forma más fácil y sostenible de aprender durante toda la vida son los libros. Te permite dominar lo mejor de lo que otras personas ya han descubierto. Pero esto sólo es cierto si puedes recordar y aplicar las lecciones y conocimientos de lo que lees.

Los seres humanos inventaron la lectura hace sólo unos pocos miles de años. Y con este invento, cambiamos la organización misma de nuestro cerebro, que a su vez expandió las formas en que podíamos pensar, lo que alteró la evolución intelectual de nuestra especie. Debemos conocer los efectos de la lectura en nuestro cerebro para afrontar la nueva evolución de nuestra especia, que no es natural sino cultural. Si nos transformamos en lectores activos, podremos cambiar nuestro pasado.

Leer las palabras de una página (o en la pantalla) es la parte fácil. Aprendimos a hacerlo en primaria. Debes conocer las estrategias básicas de un buen lector para dejar de consumir información y empezar a cultivar conocimiento. Cuando lleves tiempo practicando, estarás listo para crear sistemas que te permitan optimizar la lectura y, después, aprender sobre lectura rápida.

Dirigir tu aprendizaje

Una de las razones por las que somos malos en el aprendizaje es tenemos las mismas estrategias de aprendizaje que n niño de 7 años. Nadie nos enseña a aprender. El aprendizaje requiere tiempo para reflexionar. Requiere discutir lo que has aprendido y dejar que tu mente divague. Hay que dejar de intentar parecer inteligente y centrarse, en cambio, en intentar serlo.

Cuando quieres aprender o construir algo nuevo, es tentador ponerse en marcha, leer todo lo que puedas, hacer cursos, incluso trabajar en algunos proyectos relacionados. A corto plazo, esto te da un impulso de motivación. Sientes que estás progresando. Pero, al cabo de un tiempo, notas que no avanzas tan rápido como esperabas. Resulta que atiborrar de información a tu cerebro no es la forma más eficaz de aprender. En su lugar, necesitas utilizar estrategias metacognitivas para analizar el proceso. Es decir, revisar constantemente las estrategias inconscientes que usas para aprender.

La forma más sencilla de hacerlo es llevar un diario específico para tu aprendizaje y apuntar que te funciona, que no funciona, hacía donde quieres dirigirte y escribir tu proceso para asegurarte que la información se consolida en tu jardín de conocimiento.

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