«Si no tienes tiempo para hacerlo bien, ¿cuándo vas a tener tiempo para hacerlo de nuevo?»

John Wooden

Hace varios años, leí algunos artículos sobre la lectura rápida y empecé a probar algunos de los métodos. Descubrí que era capaz de aumentar mi velocidad de lectura de entre 500 y 800 palabras por minuto con los ejercicios que se proponen.

¿Quién no quiere leer más rápido cuando se publican 2 millones de libros nuevos al año? Mucho por leer, y muy poco tiempo por delante. La conclusión es lógica.

Desde entonces, he tenido algunas dudas sobre la lectura rápida. Además de ver algunos estudios que me hacían sospechar, había dejado de utilizar la mayoría de las técnicas. Mi lista de libros fue cambiando de la autoayuda y la divulgación más ligera, a unos libros más densos. Eso significaba que la comprensión, y no la velocidad, era el cuello de botella que intentaba mejorar en la lectura.

Después de discutir con algunos miembros de la comunidad sobre este tema, vamos a entender cómo funciona la lectura rápida.

¿Cómo funciona la lectura rápida?

Desde 1950, científicos y psicólogos han ideado métodos para aumentar la velocidad de lectura, ya sea mediante herramientas o movimientos visuales. Parece muy inspirador ver campeones del mundo de lectura, que llegan a alcanzar entre 1.000 y 2.000 palabras por minuto, si lo comparamos con las 300 palabras por minuto de un adulto medio.

La realidad es que está al alcance de cualquiera.

Hoy en día puedes encontrar casi todas las técnicas de lectura rápida en Internet (y algunos libros). Todas ellas apuntan a los mismos fundamentos: el movimiento ocular, reducción de la subvocalización, escaneo del texto y la práctica deliberada (estudio). Es decir, las técnicas de lectura rápida son en su mayoría mecánicas (aunque también cognitivas), lo que significa que necesitas entrenamiento para dominarlas.

  • Lo primero que intenta la lectura rápida es mejorar nuestra visión periférica para captar frases enteras, en vez de palabras. Para ello, se utilizan ejercicios que pretenden mejorar la lectura espacial y el movimiento de los ojos.
  • Lo segundo, es mejorar el número de palabras por minuto. Para ello, es útil dividir el texto en columnas de forma que se reduzca el movimiento del ojo y la velocidad de lectura aumente.
  • Tercero, se utiliza música familiar, de ritmo constante e instrumental para eliminar la subvocalizacion y evitar distracciones.
  • Y por último, hay ejercicios para construir mapas mentales que intentan volcar la información de la memoria de trabajo para dar espacio a lo siguiente.

Gracias a este entrenamiento, aumenta el total de palabras por minuto. Sin embargo, ¿vale igual para un libro sencillo que uno denso? ¿qué estudios existen al respecto? ¿qué se entienden los expertos de lectura rápida por compresión? Leer rápido es una herramienta muy útil, pero al mismo tiempo te da dos cosas que nunca deben mezclarse: conocimiento superficial y un sesgo de confianza.

¿Es efectiva la lectura rápida?

La realidad es que existe un equilibrio entre la velocidad de lectura y la comprensión del contenido. (estudio) Como una balanza, si aumenta una debe disminuir la otra.

Para empezar, cuando leemos, nuestros ojos se fijan brevemente en una parte del texto y luego pasan a otra. Este movimiento se llama sacada (en poco mas de 20 milisegundos) y es lo primero que intenta entrenar la lectura rápida. Sin embargo, nuestros ojos están diseñados de forma que sólo nos permiten ver una pequeña parte de nuestro campo visual con la precisión necesaria para reconocer las letras. Todo lo que queda fuera de esa pequeña área es borroso.

Además, a veces pasamos más tiempo fijados en una parte concreta del texto porque necesitamos procesar la información (fijaciones). En la lectura rápida, esto se considera un mal hábito que se puede erradicar con la práctica, cuando en realidad es algo bueno: así le das tiempo a tu cerebro para que procese la información que estás mirando.

Otro mal hábito para la lectura rápida es eliminar las regresiones. Es decir, aunque pasamos la mayor parte del tiempo leyendo «hacia delante», nuestros ojos suelen volver a partes del texto leídas anteriormente. La realidad es también una forma de que nuestro cerebro relacione el contenido. 

No está claro que sea posible superar las 500 palabras por minuto porque el proceso mecánico de mover el ojo, fijarlo y procesar la información visual no puede ir mucho más rápido. (estudio) Procesar más información por fijación es algo limitado por la mecánica de nuestros ojos.

Por otro lado, las limitaciones de la memoria de trabajo también imponen un límite a la velocidad máxima a la que se puede leer. Procesar información ralentiza la lectura. Si no hay pausas en el flujo de palabras, no hay tiempo suficiente para procesarlas y salen de la memoria de trabajo antes de ser comprendidas. (estudio)

Aunque la lectura espacial pudiera mejorar el número de palabras por fijación, y los mapas mentales volcar la información en la memoria de trabajo para dar espacio al texto siguiente, el mayor problema de la lectura rápida es la idea (sin evidencia) de eliminar la subvocalización para leer más rápido.

La subvocalización es la vocecita interior que tienes al leer y que dice las palabras en voz alta. Cuando empezaste a leer probablemente hablabas en voz alta con esa voz, pero aprendiste a silenciarla a medida que aprendías. Sin embargo, si prestas atención, todavía puedes oírte a ti mismo emitiendo los sonidos de las palabras en tu cabeza. De hecho, tu cerebro sigue enviando señales a las cuerdas vocales como residuo de tu monólogo interno. Incluso los lectores más expertos no eliminan la subvocalización, solo están entrenados para hacerlo más rápido. (detalle)

Dicho todo esto, nunca he tenido claro lo que entienden los expertos de lectura rápido por «comprensión«.

Comprender un libro no significa contestar correctamente un examen, sino integrar la información, como si de un collage se tratara, en tus esquemas cognitivos y conocimientos en la memoria. El problema de la lectura rápida, como dice el refrán, es pensar que si tienes un martillo todo son clavos.

Haz una prueba de tu velocidad de lectura tu mismo. Escoge un libro y cronometra cuantas palabras lees en un minuto. Probablemente te sorprenderá saber que estás en un rango normal de unas 300 palabras por minuto. Si lees mucho más rápido que eso, significa que tendrás un vocabulario amplio, capacidad de concentración, conocimientos sobre el tema en cuestión y experiencia para leer con fluidez. 

¿Entonces, la lectura rápida es efectiva?

Más bien, entender qué estilo de lectura se adapta mejor a ti, es lo que te ayudará a consumir contenidos más rápidamente. La lectura rápida no debería ocupar el 100% de tu tiempo de lectura porque sino, nunca estarías dando tiempo a reposar la información, ni a ser creativo.

Consejos sobre la lectura rápida

mitos sobre la lectura rápida

En lugar de intentar optimizar la velocidad, deberíamos optimizar la comprensión y la retención. Es mejor leer menos libros que mejoren tus conocimientos y pensamiento, que tachar una larga lista de libros sin que se haya reflexionado en profundidad.

  • Primero, la lectura puede ser de varios tipos: La más clásica que conocemos a la hora de leer mentalmente. La lectura auditiva (más rápida) que ocurre cuando escuchas un audiolibro. Y la más rápida de todas, la lectura de tipo visual donde vas entendiendo por encima el significado de las palabras, sin pronunciarlas.
  • Segundo, como he explicado en artículos anteriores, la lectura rápida se puede aprovechar para extraer contexto, y poder leer después con mayor comprensión. (estudio)
  • Tercero, cuantos más conocimientos posees y más libros lees, puedes aumentar tu fluidez para extraer significado de las frases. Si es el primer libro que lees de contabilidad necesitarás más tiempo para entender las palabras, pero cuando lleves cinco libros aumentará tu fluidez.
  • Cuarto, otro consejo que se ofrece en muchos cursos de lectura rápida es saber qué es lo que quieres aprender de un texto antes de leerlo. Pensar en ello antes de empezar a leer, te permite prepararte para prestar atención cuando veas palabras y frases relacionadas.
  • Quinto, tener claro un objetivo te permitirá modular tu velocidad de lectura. Si lo que quieres es extraer un esquema de un libro es posible que hacer lectura rápida sea útil y productivo, pero si quieres comprender al máximo un libro, quizás lo mejor sea ir tomando notas, escribiendo preguntas y relacionando información.

Como conclusión, la lectura rápida para muchas personas se convierte en la única rutina para eliminar distracciones y usar toda su concentración. Al leer con calma y con reflexión, es más probable verse distraído por estímulos externos o por tu propio pensamiento. Y por ello, acuden a la lectura rápida

¿De qué sirve tener muchos conceptos en la mente si no sabemos usarlos? En lugar de intentar leer siempre más rápido, esfuérzate por leer mejor.

Mi recomendación es que entrenes la lectura rápida, pero también la lectura con reflexión.

Algo que intentamos fomentar en nuestro Club de lectura 😊


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