La ignorancia es lo más caro que existe: cuesta mucho dinero en oportunidades perdidas y apuestas de vida ruinosas. En mi opinión, quien quiera ganar más dinero debería, al menos, estudiar más que los demás, mover el culo mas que los demás, mojarse y asumir más riesgos que los demás.

A nivel psicosocial los que más se quejan son los que no dan un palo al agua. Pura hormesis: cuanto menos se hace, mayor fragilidad e intolerancia a todo lo que saque del mundo de confort, incluidos los pensamientos.

¿Cómo puede ser que lo que nos hace humanos —la capacidad de abstraer y simbolizar o desplazarnos con nuestra mente para valorar posibilidades en lugar de vivir de lo perceptual— nos resulte a la vez tan incómodo?

En este artículo voy a explicar las diferencias entre enseñar a pensar y enseñar conceptos.

¿Qué es entender?

Entender las palabras, los conceptos y las consecuencias y abstraer la lógica subyacente son cosas muy distintas.

El pensamiento no es algo quieto, sino que es como el motor de un coche al ralentí —con la diferencia de que va en una sola dirección (la autoconfirmación)—.

Lo más importante para aprender a razonar es detener esta inercia. Y ahí sucede algo maravilloso: también se aprende humildad cuando, en vez de autoconfirmarte, comienzas a pensar de verdad.

Jaime Altozano (youtuber y músico) lo explica muy bien desde su experiencia

Einstein decía que pocas cosas eran tan peligrosas como la fe ciega en la autoridad. ¿Nos cuestionamos, por ejemplo, los mensajes a nivel de política? ¿Conocemos los conceptos, analizamos los hechos pasados y extraemos la lógica?  Es cómodo pensar que otros van a pensar y decidir lo mejor en tu lugar. Los políticos, la industria y otro medios manipuladores obviamente quieren inducir este locus de control externo en los ciudadanos.

A nivel individual, las personas exitosas en la vida se caracterizan por tener un locus de control interno implacable (estudio).

Evitar el sesgo de dunning kruger

Las personas más «inteligentes» —o con mayor capacidad de razonamiento— tienen más capacidad para desengancharse de las dinámicas socioemocionales, renunciar a sus esquemas previos y entender que hay mas información que aquella meramente accesible en su vida cotidiana (estudio).

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Esas personas inteligentes saben hacer frente al sesgo dunning kruger

Pensemos en nuestro día a día. Todos vivimos en un microcosmos perceptual de experiencias, diálogos, comentarios en bucle en redes sociales. No tenemos acceso a todo lo que sucede en el mundo, sino que cada día estamos atrapados en un discurso de quienes nos rodean: un modelo de vida, unas expectativas…

Con esta inundación perceptiva, ¿queda espacio para la inteligencia real y la autonomía de pensamiento? ¿Nuestros automatismos diarios, esquemas, preocupaciones y formas de razonar son inteligencia? Este microclima de conocimiento reducido es un porcentaje ínfimo de la vida.

El pensamiento racional es concreto: descompone las tareas en procesos más simples, requiere esfuerzo, genera fatiga y conlleva un control deliberativo. El pensamiento de bajo nivel es poco concreto, lanzado automáticamente por nuestro cerebro junto con las emociones, etc.

Pensar es un aprendizaje, pues se necesita desarrollar un hábito de desengancharse de las dinámicas perceptivas inmediatas, recoger información relevante y analizarla.

¿Qué se está enseñando?

A nivel socioeducativo —basado en una falsa solidaridad social—, muchos jóvenes entran en la universidad sin la menor capacidad, interés, esfuerzo ni preocupación por nada que no sea el ombligo propio.

Cuando a alguien nunca le han pedido que cuestione lo que se está enseñando, sino que tan solo lo memorice y lo dé por sentado, año tras año, es normal que sea difícil que haga autoevaluación, que interiorice de verdad lo que le están dando.

Para que ocurra un cambio debe existir un esquema cuyo fin sea explicar una información nueva que lo contradiga. Cuando aprendemos no solo incorporamos conocimiento sobre el mundo, sino que reestructuramos nuestros esquemas previos para alcanzar una homeostasis.

Las personas más flexibles y con más facilidad para cambiar de opinión ante evidencia empírica, en lugar de desecharla, lo hacen mejor en la vida, porque esto no muestra otra cosa que un uso flexible del ambiente para adaptarse mejor a la realidad (estudio).

«Tragarse las palabras de vez en cuando forma parte de una dieta equilibrada»

Winston Churchill

Quien no cambia de opinión está defendiendo un autoconcepto (tu percepción de quién eres) de persona inteligente por encima de lo que es en realidad.

Algunas personas sostienen su autoestima inflando su autoconcepto, lo que implica deformar la realidad y tener un pobre ajuste con la misma.

El cerebro busca su supervivencia, no la verdad del mundo.

Tu esquema del mundo: sesgo de autoconfirmación

El problema es que tu esquema sobre el mundo está demasiado restringido a tu interés, a lo inmediato, a la presunta utilidad material de una serie de conceptos. Vivimos en la cultura de la fascinación por este tipo de esquemas, y el aprendizaje es reducido a la autoconfirmación de esquemas.

Crecer implica abandonar la comodidad y el confort emocional de buscar lo que uno quiere oír o que confirme sus expectativas previas.

Lo que más limita a la gente son sus expectativas previas, su ego inflado, la búsqueda de confort emocional y la falta de esfuerzo. Quien siga escuchándose solo a sí mismo se estará limitando.

«No pain no gain». La superación y el esfuerzo hasta dar lo máximo de ti no debería ser solo algo del deporte.

Desarrolla tu metacognición

Pensar no es solo darle vueltas a la cabeza a cuatro frases que hayamos visto por ahí. Al igual que hay que utilizar la inteligencia inteligentemente, hay que pensar cómo pensamos. Es decir, desarrollar nuestra metacognición.

Cuando aumenta la metacognición, aumenta la capacidad de decisión, la flexibilidad de la conducta y con ello, la libertad. Hay que salir de nuestros automatismos cognitivos, porque dudar es lo que permite elegir.

Pensar racionalmente requiere en primer lugar buscar conocimiento sobre lo que se habla. Es imposible entender fenómenos complejos sin cierto conocimiento previo.

La duda y la incertidumbre no son malas; al contrario, significa que la persona ha comenzado a pensar. El tiempo te va enseñando que desaprender es más importante y más difícil que aprender.

Desaprender esquemas es un proceso de alto nivel cognitivo y de automonitorización, mientras que autoconfirmarse es todo lo contrario. Existe una relación entre la capacidad de esfuerzo y el egocentrismo de una persona (artículo).

Una persona vaga es, sobre todo, egocéntrica: se interesa por sí misma y vive para procurarse su propia comodidad. El hábito es la respuesta de bajo esfuerzo de quien solo busca su propio confort reduciendo esfuerzo e incertidumbre.

Toma acción y crea tu propia educación

La Institución Libre de Enseñanza compartirá digitalmente ...

A pesar de múltiples reformas, el trasfondo del modelo educativo ha cambiado poco. El objetivo final es el mismo: crear nuevas generaciones de empleados obedientes y consumidores inconscientes.

La mayoría sigue el mismo proceso educativo: leen los mismos libros y asisten a las mismas clases para competir después por los mismos trabajos.

El sistema educativo actual produce personas intercambiables en un nuevo mundo que recompensa personas únicas. Necesitamos autenticidad.

Como dice Peter Thiel:

«El próximo Bill Gates no desarrollará un sistema operativo. El próximo Larry Page o Sergey Brin no construirá un motor de búsqueda. El próximo Mark Zuckerberg no creará una red social. Si estás copiando a estos emprendedores, no has aprendido nada de ellos»

No quiero decir que la educación universitaria no sea importante. Antes de romper las reglas, debes conocerlas. Para prosperar en tu trabajo —entendido como camino hacia la maestría debes conocer bien las bases. O como decía Picasso, «aprende las reglas como un profesional para poder romperlas como un artista».

Si tu educación se limita a lo que aprendes entre las paredes de la universidad o el instituto no prosperarás en el mundo real.

Hemos aplicado a la educación el modelo de la comida rápida. Se está destruyendo nuestra creatividad y nuestro futuro de la misma manera que la comida rápida destruye nuestra salud.

Conclusión

En términos de neuroplasticidad, aprender significa romper conexiones neuronales por donde circulaba la información predeciblemente en bucle.

El procesamiento de la información se automatiza a ciertos patrones y la mayoría de la gente queda anclada ahí. Aprender es construir nuevos caminos neuronales por donde circula la nueva información. Caminos que estaban sin construir, olvidados por la comodidad de las rutas de siempre.

Es nuestro deber aprender, dar espacio a la libertad de pensamiento, al debate abierto, a explorar ideas sin miedo. Este esfuerzo por aprender a pensar no debería ser negociable.

Nuestro cerebro cambia cada día con cada pensamiento, con cada emoción, con cada conducta. Debemos facilitarle un aprendizaje dirigido en un contexto positivo y en todas las dimensiones. Si no tomamos consciencia de esto, el aprendizaje se realiza sin una dirección con un sentido productivo.

Notas de la comunidad


6 Comments

Alberto · 28 abril, 2020 at 3:15 pm

Buen artículo, en la misma linea recomiendo este articulo (https://medium.com/swlh/y-combinator-not-lambda-school-is-unbundling-education-bd6fdf0c78d7) poniendo un ejemplo práctico actual de en que sentido debería moverse la educación.

    Pablo Castañeda · 28 abril, 2020 at 5:11 pm

    Lo acabo de leer. Muy buen artículo, Alberto! Gracias, lo añado en las notas del post.

BananoFIT · 28 abril, 2020 at 3:17 pm

Es alucinante lo a favor que estoy de este artículo. Gracias Pablo. Os cuento mi historia, yo he sido un niño muy creativo, conseguía resultados extraordinarios con algo menos de esfuerzo a los demás, porque en cuanto aprendía aplicaba, crea y que al tener opiniones muy diversas y diferentes cada poco tiempo, era una persona poco valida, a día de hoy ese tipo de conducta de soltar información y reinfomarme de nuevo para poder aplicarlo en otra situación hace que mis resultados a nivel social, profesional, emocional y personal sean estratosfeicos. Conclusión: aprende, aplica, desaprende y aplica.

Belén · 28 abril, 2020 at 3:20 pm

Hola Pablo! Me ha gustado mucho el artículo de hoy, creo que es importante reflexionar sobre este aprendizaje a la deriva que llevamos en muchas cosas. Justo ahora estoy leyendo un libro que tiene mucho que ver con este tema y me está gustando mucho, se llama «El arte de pensar. Cómo los grandes filósofos pueden estimular nuestro pensamiento crítico», de un doctor en filosofía de Granada que cuenta con mucha sencillez el proceso que debemos llevar a cabo si queremos construir nuestro propio pensamiento crítico.

Un abrazo y hasta pronto!

    Pablo Castañeda · 28 abril, 2020 at 5:13 pm

    Te lo agradezco mucho Belén. Me lo leeré pronto porque tengo mucho interés en este tipo de libros ahora. Lo añado a las notas del post tambien!

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