«Las palabras del escritor actúan como un catalizador en la mente del lector, inspirando nuevas percepciones, asociaciones y percepciones, a veces incluso epifanías. Y la existencia misma del lector atento y crítico proporciona el estímulo para el trabajo del escritor» – Nicholas Carr

Somos el equivalente evolutivo de un niño de seis años cuando nos enfrentamos a un libro: nos enseñan a leer de pequeños, y mantenemos la misma estrategia de lectura durante toda la vida. Sin duda, hay mucho potencial de mejora.

Por ello, he querido siempre explorar cómo mejorar aún más la lectura: leer más, recordar e integrar lo que leemos, cómo elegir un libro de los cientos de miles que se publican cada año….

Coger un libro y empezar a leer sin tener nada más en cuenta significa perderse gran parte de la potencial experiencia.

La lectura tiene un gran impacto sobre tus capacidades cognitivas, expande tu mente y forma parte del proceso evolutivo de nuestra especie. Es hora de aprovecharlo, ¿no crees?

¿Cómo se beneficia el cerebro de la lectura?

Desde hace años se publican estudios acerca del impacto de la lectura en la salud. Todos asumimos que es una práctica positiva, y sin embargo, no le damos la prioridad que merece.

Leer es para la mente lo que el ejercicio es para el cuerpo.

Cuando leemos, suceden varios cambios a nivel cognitivo que expanden nuestra mente y protegen al cerebro del deterioro futuro. En realidad, es algo obvio porque la biología tiende a hipertrofiar lo que utilizamos.

Cada vez que aprendes un nuevo modelo mental o una nueva idea al leer un libro, es como si el software de tu cerebro se actualizara. De repente, puedes ejecutar todos tus conocimientos a través de un nuevo programa. Como dice James Clear, «leer cambia tu pasado».

Leer conecta el conocimiento en tu cerebro

Al leer se consigue involucrar varias regiones del cerebro, tanto en el acto de leer como en la comprensión posterior.

  • Por un lado, el lóbulo temporal, el responsable de la decodificación de los sonidos,
  • también el área de Broca, situada en el lóbulo frontal, que rige la producción del habla y la comprensión del lenguaje,
  • y el lóbulo occipital, que enlaza diferentes partes del cerebro para comprender las palabras.

¿Y por qué estas tres regiones son tan relevantes?

Principales ´áreas del cerebro que se activan en la lectura.
Principales áreas del cerebro que se activan en la lectura

El cerebro y cómo se conectan sus distintas regiones podría compararse con un sistema de carreteras. Para poder leer y comprender, este sistema necesita que múltiples piezas de información viajen simultáneamente. Además, esta carretera necesita ser de calidad para que la información pueda fluir con más velocidad.

Cuanto mejor estén conectados las distintas regiones del cerebro, más información pueden compartir entre ellas.

Debemos entender que hay varias conexiones de materia blanca involucradas en la lectura. La materia blanca —llamada así por el color blanco de la mielina— es un conjunto de fibras nerviosas en el cerebro que son fundamentales en el aprendizaje.

Cuanto mayor es el refuerzo de las capas de mielina, más protegida está esa conexión neuronal y a más velocidad viaja la información entre sinapsis. Cuanto más leemos, no solo más conectado está el conocimiento en nuestra cabeza, sino que la evolución se ha encargado de proteger de enfermedades neurodegenerativas a los cerebros más valiosos para la tribu (es decir, los que tienen más conocimientos): en adultos de edad avanzada, la lectura parece ejercer un efecto neuroprotector, mientras que pasar más tiempo viendo la televisión se asocia con mayores tasas de Alzhéimer (estudio).

La neuroplasticidad de la lectura

Por otro lado, desde hace años sabemos que la capacidad de lectura de los niños está vinculada con el crecimiento de los tractos de la materia blanca del cerebro, desde zonas que conectan los centros de lenguaje hasta otras que conectan con partes del cerebro que procesan información visual.

Con el tiempo, un lector experimentado activa señales (más fuertes cuanto más practica) en ambos tractos de materia en su cerebro. Sin embargo, el patrón opuesto ocurre en los lectores más «débiles» (detalle).

Pero leer es muy distinto a ver la televisión, pues se trata de un proceso más activo que implica convertir símbolos en significado y rellenar con nuestra mente todo lo que no explicitan las palabras (estudio).

El estudio muestra que existe una corrección entre la lectura (y la mejora de las habilidades de lectura de los niños) con cambios en el tejido cerebral
El estudio muestra que existe una corrección entre la lectura (y la mejora de las habilidades de lectura de los niños) con cambios en el tejido cerebral (Estudio en niños)

Leer, además, mejora nuestra capacidad de atención y memoria de trabajo; incluso existe evidencia de que leer novelas con personajes complejos perfecciona nuestra inteligencia social (estudio).

Leer expande nuestras redes neuronales hasta lugares inaccesibles por la experiencia cotidiana.

Nuevos conocimientos facilitan más conocimientos

Por otro lado, la comprensión de un texto forma parte de las habilidades comunicativas básicas que el ser humano adquiere a lo largo de su vida, y para ello:

  • primero hay que decodificar y reconocer las palabras;
  • y segundo, buscar construir el significado del texto a través de conocimientos previos.

Por tanto, se trata de una interacción constante entre el lector y el texto donde se desarrolla la capacidad de mejorar la comprensión general de lo que se lee. Y para conseguirlo es necesario desarrollar la habilidad para recordar y memorizar.

Es decir, tu memoria depende de la obtención de nuevos conocimientos, pues se hace más eficaz cuantos más conocimientos obtiene.

Como explico en este artículo, nuevos conocimientos facilitan la obtención de más conocimiento.

La memoria es constructiva. Al aprender debemos conectar la nueva información con nuestros conocimientos previos. Sin embargo, nuestros conocimientos solo sirven como base para obtener nuevos conocimientos si son «significativos» para la persona que los aprende, por lo que deben ser relevantes para que los integremos en nuestras redes neuronales.

Leer también ayuda a entender conceptos y palabras: si los límites del lenguaje definen los límites de nuestro mundo, la lectura es una forma de expandir ambos (estudio).

En otras palabras, lo que importa no es simplemente leer más libros, sino obtener más de cada libro que lees.

Es parte del proceso evolutivo de nuestra especie

Gracias a la lectura, ampliamos el conocimiento y vocabulario. En otro artículo ya vimos que es imprescindible absorber información dentro de un proceso creativo, pues conforma el primer paso para crear relaciones y asociaciones en tu cerebro.

La lectura nos otorga libertad de recorrer el espacio, el tiempo y la historia y ofrecer una visión más profunda de las ideas, los conceptos, las emociones y el conjunto del conocimiento.

Un cerebro leyendo puede compararse con el esfuerzo de una orquesta sinfónica: varias partes del cerebro trabajando juntas, como secciones de instrumentos, para maximizar nuestra capacidad de decodificar el conocimiento que tenemos enfrente.

Hoy sabemos que entrenar esta orquesta sinfónica ayuda a mejorar la inteligencia fluida, es decir, la capacidad de resolver problemas, comprender cosas y detectar patrones (estudio).

En cuanto al efecto de leer en la salud mental, se ha demostrado que leer ayuda a combatir el estrés, reduciendo las emociones negativas.

La lectura es una ventaja evolutiva que debemos aprovechar, pero primero hay que aprender a usarla. Tanto en este como en el resto de artículos del blog aprenderás a mejorar tu lectura en todas las dimensiones.

Conviértete en un lector activo

Visto todo lo anterior, ¿has oído hablar de la escucha activa? Significa que en lugar de dejar que la otra persona hable, adoptando un rol pasivo mientras esperas tu oportunidad de hablar, participas en la conversación de forma atenta. Requiere plena concentración, comprensión y retentiva de la conversación.

1. Pregúntate: ¿qué estoy leyendo?

Primero, ten claro para qué estás leyendo un libro. Tienes que tener alguna idea de lo que quieres obtener del libro. Esto jugará un papel vital en cómo estructuras la información.

Si quieres puedes familiarizarte con el libro buscando algo de información en Internet, alguna charla TED, un blog del autor, etc.

2. Discute con el texto

Al igual que en una conversación, la idea es emplear esta misma práctica en la lectura: interactuar con el libro, subrayarlo, doblar las esquinas de las páginas…

Se trata de discutir con el texto.

Foto: El Cisne Negro - Todo esto se conoce como marginalia y es una de las muchas razones por las que prefiero los libros físicos.
Foto: El Cisne Negro – Todo esto se conoce como marginalia y es una de las muchas razones por las que prefiero los libros físicos

El lápiz y el papel se convierten en herramientas para ser un lector activo y parte fundamental del procesamiento y comprensión de la lectura. Puedes usar un libro electrónico, pero entonces «conversar» con el texto será mucho más difícil.

Pienso que hay que «maltratar» los libros. Si se puede vender en Wallapop o en algún servicio de segunda mano es que no lo has aprovechado.

3. Revisa tus notas y crea tu mapa mental

Antes de empezar a leer un nuevo libro, revisa tus notas de temas relacionados.

Basándote en tu objetivo con el libro, determina cuál será el concepto central y ponlo en el centro de una hoja vacía. Ve agregando ramas sobre lo que aprendes.

Cuando termines un capítulo, anota una lista de puntos de las cosas que deseas recordar. Puedes hacerlo en el propio libro.

Solo hace falta algo simple para enfatizar los puntos y partes importantes. Yo siempre lo hago independientemente del formato que estoy consumiendo.

La idea clave es guardar notas que puedes después buscar para volver a las ideas fácilmente, ya que una idea solo es útil si puedes encontrarla cuando la necesitas.

4. Aplicar lo que lees es difícil

Esta es la mayor clave a la hora de leer. La mayoría de la gente termina un libro, va al siguiente sin aplicar nada y se le olvida. Por lo tanto, es mejor leer menos libros pero que puedan ayudarte en tu día a día.

Leer 100 libros al año puede aportarte unas pocas cosas, pero si dejas de lado el estudio, la comprensión y la aplicación de lo que lees, no sirve para nada.

Una forma de mejorar la comprensión de la lectura es elegir libros que se puedan aplicar inmediatamente: poner en práctica las ideas que lees es una de las mejores maneras de asegurarlas en tu cerebro. La práctica es una forma muy efectiva de aprendizaje; además, elegir un libro que puedes utilizar también proporciona un fuerte incentivo para prestar atención y recordar el contenido.

5. Lee varios libros del mismo tema

Si solo lees un libro sobre un tema y lo usas como base para toda una categoría de vida, ¿cuán sólidas son esas creencias? ¿Qué tan preciso y completo es tu conocimiento?

Leer un libro requiere esfuerzo y muy a menudo la gente usa un libro o un artículo como base de todo un sistema de creencias. Tus experiencias personales constituyen una ínfima parte de lo que ha sucedido en el mundo, pero tal vez a ti te supone el 80 % de cómo crees que funciona el mundo. Todos estamos predispuestos a nuestra propia historia personal sesgada.

Una forma de resolver este problema es leer varios libros sobre el mismo tema: leer desde diferentes ángulos, mirar el mismo problema a través de los ojos de varios autores e intentar trascender el límite de tu propia experiencia.

Además, al tener el vocabulario y el tema más fresco, será mucho más fácil comprender el texto.

6. Si puedes, enseña lo que lees

Varios estudios demuestran que pensar en cómo podrías enseñar lo que estás aprendiendo te ayuda a recordar más y a prestar atención en tu propio proceso de aprendizaje (estudio, estudio).

Si no puedes enseñárselo a alguien, siempre te queda la opción de abrir una nota y hacer tu propio resumen. Yo utilizo la aplicación Bear.

Tan pronto termino un libro, me reto a resumir todo el texto en pocas frases. Es solo un juego, por supuesto, pero me obliga a considerar lo que era realmente importante en el libro.

Conclusión

Los seres humanos inventaron la lectura hace tan solo unos pocos miles de años y con este invento reestructuramos la organización misma de nuestro cerebro, que a su vez expandió las formas en que podíamos pensar, lo que alteró la evolución intelectual de nuestra especie…

Este artículo es el primero de una serie sobre la lectura, la retentiva, técnicas y estrategias.

Puedes continuar con el siguiente artículo sobre lectura.


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