«Sé tú mismo, sabiendo quién eres» – Píndaro

Si todos nacemos con prácticamente el mismo cerebro, con más o menos la misma configuración y potencial, ¿por qué en la historia solo un número limitado de personas parece haber sobresalido?

Esa fue la pregunta que rondaba mi cabeza años antes de abrir esta web. Fue entonces cuando investigué sobre nuestro pasado evolutivo y los distintos periodos de la humanidad y descubrí cómo la singularidad de cada uno acaba por definir nuestro éxito y trabajo.

¿Quieres saber cómo encontrarlo? En este artículo entenderás por qué es importante tu talento para el mundo y cómo encontrarlo si todavía no lo conoces.

El mito del talento

Las explicaciones comunes de un Mozart o un Leonardo da Vinci giran alrededor de la capacidad natural (un ejemplo sería el cociente intelectual). Sin embargo, hay personas con un talento excepcional que nunca llegan a algo y personas menos brillantes que alcanzan mucho más. ¿Cuál es el motivo?

Pues que ningún talento natural o cociente intelectual puede predecir futuros logros.

El verdadero talento depende del tiempo y la concentración aplicada a un campo de conocimiento (estudio).

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De hecho, los elementos básicos de la historia de grandes mentes se repiten siempre de la misma manera: una pasión en su infancia o juventud, un encuentro casual que les permite descubrir cómo aplicar esa pasión y un aprendizaje enfocado a lo largo de su vida.

¿Crees que tus inclinaciones más primarias o tu talento son una ilusión poética o filosófica? Estos conceptos son hechos científicos, ya cada uno es genéticamente único: tu composición genética no ha existido nunca antes y no se repetirá nunca jamás (estudio). Esto es lo que llamamos tener un don, un talento o lo que nos hace diferentes.

Por otro lado, esta intensa afinidad que tienen las grandes mentes por un campo les permite soportar las penalidades propias del proceso: desconfianza en sí mismos, tediosas horas de práctica, comentarios de envidiosos y reveses de la vida. Gracias a su concentración puesta en una idea, desarrollan una resiliencia de las que otros carecen (estudio).

Elon Musk empezó a hacer videojuegos cuando tenía 12 años.
Elon Musk empezó a hacer videojuegos cuando tenía 12 años

Elon Musk, el empresario creador de Tesla o SpaceX, es un ejemplo perfecto de esto: el nivel de nuestro deseo y persistencia termina por desempeñar un papel mucho más importante que la posesión de facultades mentales extraordinarias (artículo).

Resiste las contrafuerzas de la sociedad

En el pasado, solo las elites podían elegir una carrera y dominarla; es por ello que había relativamente pocos «genios» y que destacaban tanto. En la actualidad, estamos de acuerdo en que han desaparecido —al menos parcialmente— estas barreras sociales y políticas.

A pesar de que nos hallemos en un momento histórico rico en posibilidades para encontrar un talento y ser útiles a la sociedad, vivimos en un mundo que parece cada vez más fuera de nuestro control.

¿A qué me refiero con esto? A que nuestro sustento está a merced de fuerzas globalizadas.

Los problemas que enfrentamos no pueden resolverse con acciones individuales y los políticos son distantes e indiferentes a nuestros deseos.

Además, cuando la gente se siente abrumada, es natural que reaccione replegándose en varias formas de pasividad. Si limitamos nuestro círculo de acción podemos procurarnos una ilusión de control.

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Nos gusta castigar al desobediente y sentimos admiración ante la autoridad, que nos reconforta del miedo producido por nuestra ignorancia.

Si logramos convencernos de que NO somos responsables de nuestro destino, lo que nos suceda en la vida resulta más aceptable y mantiene nuestra autoestima. Puro autoengaño, ¿no crees?

Hay personas que son catedráticos en moralidad, en economía y con un máster en decirle a la gente lo que está bien. Suele correlacionar con la misma gente que es incapaz de hacer algo productivo en su vida.

Por eso, ciertas explicaciones nos atraen: «la genética determina lo que hacemos», «somos un producto de nuestra época», etc. (estudio).

Si no tomas precauciones, esta actitud te contagiará.

Bajarás las miras de tus aspiraciones y se reducirá tu nivel de disciplina. Al adecuarte a las normas sociales, escucharás a los demás antes que a tu propia voz y elegirás una profesión en base a tu grupo social o lo que te parezca más lucrativo.

A la larga, tu falta de deseo te agobiará, tu trabajo se volverá mecánico y acabarás viviendo del ocio y los placeres inmediatos. Podrás frustrarte y deprimirte sin comprender jamás que la causa de ello es tu indiferencia a tu oportunidad por dominar un talento.

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Antes de que sea demasiado tarde, encuentra o crea tu inclinación para explotar las oportunidades de la época que te ha tocado vivir.

Lo que debilita esa fuerza son las presiones sociales para adaptarte y encajar en un grupo.

Resiste a las contrafuerzas para recuperar tu singularidad.

Razones por las que recuperar tu singularidad

1. El mundo está lleno de problemas. Debes ver tu intento de alcanzar tu talento como algo necesario y positivo y recuperar lo que nos definió como especie desde hace millones de años.

2. La gente tiene la mente y la calidad de cerebro que se merece por sus actos en la vida. Contra la tendencia pasiva de nuestra época, esfuérzate por ver cuán lejos puedes llegar en el control de tus circunstancias a través de la acción, no esperando a que la motivación caiga del cielo.

3. Cuando encuentras algo nuevo por tu cuenta, eres creativo. Pero para ser creativo tienes que ser crítico, selectivo y, en general, inteligente. Tu carrera será un viaje con muchas curvas —más que líneas rectas— y tendrás que ser activo en tu aprendizaje para ganar habilidades nuevas que sean sinérgicas con las que ya tienes.

¿Para qué necesitamos un propósito?

La única pregunta que debes hacerte siempre es por qué.

Saber por qué estás haciendo algo es suficiente para seguir adelante. Si tienes una razón para tus acciones, es todo lo que necesitas para obtener los beneficios de guiarte por algo más importante que tú. Algunos de estos beneficios son los siguientes:

1. Reduce tu reacción emocional ante las cosas malas

Saber cuáles son tus objetivos más amplios significa que es menos probable que te veas envuelto en trivialidades. El estrés es inevitable, pero según un estudio, «la diferencia clave entre los que tienen un propósito y los que tienen menos propósito parece estar en su respuesta. Los días estresantes son simplemente menos perturbadores emocionalmente para los individuos con mayor propósito».

Saber cuáles son tus objetivos más amplios significa que es menos probable que te veas envuelto en trivialidades

2. Tu autoestima depende menos de la aprobación de los demás

Tener un sentido de propósito puede proteger tu autoestima. En este mundo tan extraño en el que vivimos, saber por qué estás haciendo lo que estás haciendo hace que la aprobación de un grupo social importe menos (estudio).

saber por qué estás haciendo lo que estás haciendo hace que la aprobación de un grupo social importe menos

3. Puede que ganes más dinero

En un estudio en el que se encuestó a personas entre 1995 a 2006 se encontró que el sentido de propósito estaba vinculado a un mayor sueldo. En dos entrevistas realizadas durante el periodo de 10 años se preguntó a los participantes sobre su sentido de propósito, sus rasgos de personalidad, su satisfacción con la vida, los ingresos de su hogar y su sueldo. Los que declararon tener un fuerte sentido de propósito ganaban casi 3 000 dólares más al año que los que no lo tenían.

Preguntarte por qué. Será tu mapa en la vida.

Estrategias para crear tu propósito

Como todos, hay que atravesar obstáculos: luchas contra recursos limitados, elegir caminos equivocados, aferrarse al pasado… Presta atención, porque los encontrarás inevitablemente.

1. Pregúntate: ¿cuál es mi inclinación primaria?

Si observas a personas que consideres maestras o a grandes mentes, sus inclinaciones se presentan con mayor claridad en la infancia.

Einstein recibió una brújula de su padre a los 5 años. A él le fascinó la siguiente pregunta: ¿y si en el mundo hay fuerzas invisibles aún por descubrir?

Marie Curie se quedó paralizada al entrar al laboratorio de su padre cuando tan solo tenía 4 años al imaginar cuántos experimentos podría hacer con los instrumentos que allí se hallaban. Fue años más tarde cuando volvió a un laboratorio y recuperó la misma obsesión.

Tu interés por tu trabajo debe trascender el campo de aplicación para encontrar las preguntas que te provocan mayor asombro.

2. Ocupa el nicho donde eres útil

Cuantas más personas ocupan un espacio, más difícil será prosperar en él. Hay campos que nos atraen porque vemos a otros ganándose la vida en ellos e ignoramos lo difícil que es llegar a ciertos dominios (estudio). Nuestro cerebro evalúa a las personas, nos compara con ellas para calcular qué tal va nuestra vida y así graduar nuestra autoestima.

Para empezar, elige un campo que puedas dominar (ingeniería, artes, medicina). Después, busca caminos laterales que te atraigan en especial y, cuando sea posible, desplázate hacia esos caminos.

Además, puedes dominar otros campos o habilidades haciendo asociaciones novedosas. Así fijarás tu propia agenda y controlarás tu tiempo y habrás ocupado el nicho perfecto.

3. Evita caminos falsos

Hay caminos que nos atraen por dinero, fama o atención. Primero, sé consciente de que has podido elegir una carrera por las razones equivocadas. Segundo, rebélate contra las fuerzas que te llevaron a tomar esa decisión. (Aviso: puede que esa fuerza seas tú mismo. Por ejemplo, yo decidí estudiar matemáticas en un ejercicio de ego por mi parte cuando tenía 18 años).

4. Comprométete con tus rutinas

Aunque el compromiso no garantiza el éxito, tampoco ayuda su carencia. Ten en mente por qué haces las cosas y crea una rutina alrededor de ello.

Tienes que comprometerte, ser consistente. De lo contrario, siempre estarás desperdiciando energía tratando de motivarte.

5. Evita tu «yo falso»

Tu yo falso es la acumulación de voces de otros a lo largo de tu vida. Si vives una vida más inteligente y dominas un talento, harás una contribución a la sociedad, enriqueciéndola con ideas y aprovechando al máximo la diversidad de nuestra especie.

Tu yo falso prefiere consumir lo que otros crean y refugiarse en metas limitadas y placeres inmediatos.

6. Preguntas para encontrar tu propósito, no tu pasión

Varios estudios muestran que la pasión por sí sola rara vez es la clave del éxito profesional. Tampoco predice el éxito. Sin embargo, la pasión combinada con la perseverancia es un buen predictor del rendimiento laboral (estudio). La pasión es algo que se desvanece con el tiempo, por lo cual es una fuente poco fiable para motivarse (estudio). Una persona que piensa que la pasión se encuentra y no se desarrolla es menos propensa a explorar nuevos retos (estudio).

Quien piensa que su trabajo debe conducirle a una sensación de felicidad tiene menos probabilidades de tener éxito. En vez de eso, busca un trabajo que te dé un sentido de propósito, no de felicidad por sí sola.

Descubrir un propósito por el que estés dispuesto a sacrificarte es personal, te nace de dentro; para encontrarlo, te puede ayudar mirar hacia atrás:

  • Si hablaras con todas las personas que has ayudado, ¿en qué dirían que eres insustituible?
  • ¿Cómo les has ayudado? ¿Les inspiraste o educaste? ¿Usaste palabras o acciones?
  • ¿Cuándo eres más productivo? ¿Qué te hace entrar en estado de flujo? ¿Qué tipo de trabajo te hace olvidar tus problemas y concentrarte en hacer algo mejor?
  • ¿Qué trabajo consideras importante? ¿A quién admiras?
  • Imagínate dentro de seis meses. ¿Qué tiene que decir tu yo futuro sobre tus últimos progresos?

Tu vida no tiene un propósito preparado para ti, aunque a veces ese vacío nos contamine demasiado.

El propósito tienes que crearlo.

Nuestra evolución como especie ha dependido de la actividad colectiva de personas que aportan su talento individual. Sin esa diversidad, una cultura muere.


3 Comments

Paula · 18 junio, 2020 at 1:41 pm

Gran post. Mis lecturas y reflexión me han llevado a conclusiones parecidas, sólo que tú eres capaz de explicarlo muy bien. Gracias

ALBERTO MARENTES · 30 diciembre, 2021 at 12:22 am

Ya lo decía Viktor Frankl en su gran libro El hombre en busca de sentido.
Muy buen artículo

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