«Sin música, la vida sería un error» – Friedrich Nietzsche
Nada activa el cerebro más extensamente que la música.
Considerada como uno de los triunfos de la creatividad humana, la música tiene una forma de expresar lo que no puede con solo palabras.
Por ello, si pudiéramos cuantificar el tiempo de nuestras vidas que dedicamos a la música nos sorprendería el resultado: una media de 18 horas semanales según algunos estudios.
¿Y para qué? Los seres humanos escuchamos música para lograr mayor conciencia del momento presente, en nuestras relaciones sociales y para regular nuestro nivel de arousal o activación fisiológica (estudio).
El cerebro y el sistema nervioso en su conjunto están conectados para distinguir la música del ruido y responder al ritmo, la repetición, los tonos y las melodías.
Por tanto, la música puede influenciarnos mucho: puede impactar en las enfermedades, en nuestra conducta, en la productividad y nuestra percepción del mundo (estudio, estudio, estudio, estudio).
La música puede mejorar la salud y el rendimiento humano, siendo un medio con efectos emocionales y motivacionales que nos ayuda en distintas tareas diarias.
En el artículo de hoy vas a aprender a potenciar tu rendimiento. ¡Te doy la bienvenida al mundo de la música!
¿Es un accidente biológico o sirve a un propósito?
Darwin planteó el enigma de la música en El origen del hombre, sugiriendo que en nuestro cerebro existe un impulso básico que nos anima a escuchar o producir música. Aunque no le ocurre a todo el mundo, aproximadamente un 3-5 % de la población tiene lo que se conoce como anhedonia musical (estudio).
Aun así, no hay mucha certeza respecto a las teorías evolutivas y se han descartado muchas de ellas, siendo la vocalización o señalización territorial y las llamadas de contacto las teorías más acertadas (estudio).
- Por ejemplo, canciones rítmicas como We Will Rock You, de Queen, serían descendientes de las vocalizaciones territoriales para señalar la calidad de un grupo.
- Por otro lado, canciones melódicas como Killing Me Softly With His Song, de Roberta Flack, serían descendientes de vocalizaciones de contacto que evolucionaron para señalar atención parental a los niños.
Sin duda, la música fue una tecnología más de nuestra especie que pudo tener varios propósitos y, quizás hoy en día, muchos más de los que pensamos.
¿La música ayuda a hacer las tareas repetitivas?
La efectividad de la música para aumentar la productividad se mide en cuán «inmersiva» es la tarea en cuestión. Es decir, se tiene en cuenta la variabilidad y la demanda creativa de la tarea. Por ejemplo, escribir un nuevo ensayo desde cero es un trabajo de síntesis que requiere mucha creatividad, mientras que responder a correos electrónicos no tanta.
¿Cualquier tipo de música sirve?
La música es útil cuando la tarea está definida y es de naturaleza repetitiva, pero no tanto por enmascarar el ruido de fondo, sino por el aumento del estado de ánimo (estudio, estudio, estudio) consecuencia de escuchar música que te gusta.
Al escuchar tus canciones favoritas, tus pupilas se dilatan, el pulso y la presión sanguínea se elevan, la conductancia eléctrica de la piel se reduce, el cerebelo —región del cerebro asociada con el movimiento corporal— se vuelve más activo (referencia) e incluso la sangre es redirigida a los músculos de nuestras piernas a la espera de movimiento.
En otras palabras, la música nos devuelve a nuestras raíces biológicas y puede ser una forma de hackear nuestra biología para hacer tareas repetitivas.
La música como vía de escape
A algunas personas les gusta escuchar música cuando pierden la concentración o para escapar de un ambiente demasiado ruidoso.
¿Has trabajado alguna vez en una oficina abierta? Entonces sabrás que es molesto escuchar a muchas personas de fondo mientras intentas concentrarte porque tu cerebro tiene que poner a trabajar tus lóbulos frontales y olvidarse de las conversaciones. Eso requiere energía o, como se dice en neurociencia, aumenta la carga cognitiva (estudio).
En sus inicios, el modelo de oficina abierta fue concebido originalmente en los años cincuenta por un equipo de Hamburgo con el fin de facilitar la comunicación y el flujo de ideas entre trabajadores. La idea de los espacios abiertos nació para fomentar la colaboración, pero tanto ruido puede ser demasiado para algunas personas.

Según los empleados, estos espacios son perturbadores, estresantes y, en lugar de sentirse más cerca, los compañeros de trabajo se sienten distantes e insatisfechos, lo que se traduce en menor productividad (estudio). En laboratorios, el ruido se ha relacionado con un rendimiento cognitivo reducido (estudio, estudio) .
Aunque las oficinas abiertas a menudo fomentan un sentido de misión organizativa —haciendo que los empleados se sientan parte de una empresa más relajada e innovadora—, son perjudiciales para la capacidad de atención, la productividad, el pensamiento creativo y la satisfacción de los trabajadores (estudio, estudio). Tan solo un aumento de 10 decibelios reduce la productividad aproximadamente un 5 %.
No somos conscientes del efecto del ruido porque afecta a la cognición, no al esfuerzo realizado (estudio). Gracias a la música, podemos volver al momento presente. La eficacia de la música es menor en personas expertas en sus tareas (estudio), pero puede ayudarte a evadir un entorno incómodo y ruidoso.
La música interfiere con el aprendizaje
La música no es la mejor opción si quieres absorber y retener nueva información (estudio). Para tareas complejas, requiere desviar demasiados recursos atencionales, incluso cuando la música es suave.

La música con letras te hace entrar en modo multitarea. Es como si alguien hablara por encima de ti mientras trabajas. Para escribir y leer nueva información, opta por la música instrumental.
Además, estudiar en ambientes tranquilos mejora mucho el aprendizaje (estudio) en comparación con escuchar música de fondo.
Música y creatividad
Por otro lado, la música suave activa los estados de flujo (estudio), pero si la tarea implica a la memoria o los aspectos verbales, la música de fondo no es la mejor opción (estudio, estudio).
Auriculares con cancelación de ruido
Por suerte, hoy contamos con tecnología que nos permite aislarnos del ruido de fondo. Se trata de la tecnología de reducción, que funciona principalmente explotando un principio de la física llamado cancelación de fase.

El sonido viaja en ondas moviendo las moléculas de aire. Dichas ondas viajan a través del aire y entran en tu canal auditivo, donde hacen vibrar el tímpano.
Sin embargo, si una onda de sonido se encuentra con otra onda de sonido que es exactamente igual en frecuencia y opuesta en amplitud, ambas se anulan. Te recomiendo estos cascos de cancelación de ruido.
Crea familiaridad con una lista de música
Para potenciar los efectos que la música tiene en la productividad lo mejor es escoger una lista de canciones ya conocidas.
¿Por qué?
La música nueva sorprende tu cerebro, ya que no sabes qué esperar y escuchas atentamente a lo que viene después. Con música más familiar, sabes lo que te espera y por lo tanto el sonido no se convierte en tu foco principal.
La música desencadena liberación de dopamina tanto en el estriado dorsal como en el estriado ventral, como respuesta a futuros estímulos placenteros.

Nuestros momentos favoritos en la música son precedidos por un prolongado aumento de la actividad en el núcleo caudado llamado fase de anticipación con el propósito de ayudar a predecir la llegada de nuestra parte favorita: inmediatamente antes del clímax de las respuestas emocionales hay actividad dopaminérgica mayor en el núcleo caudado.
Esta subregión del estriado ventral está interconectada con las regiones sensoriales, motoras y asociativas del cerebro y ha estado típicamente implicada en el aprendizaje de las asociaciones de estímulo-respuesta y en la mediación de las cualidades de refuerzo de estímulos gratificantes como la comida.
En otras palabras, es el equivalente cultural de una campana que nos hace babear ante la comida como en el experimento de Paulov.
Consejos para crear la playlist perfecta
La música es un fenómeno complejo y un gran estímulo para el cerebro que se caracteriza por la combinación de tonos (que producen la melodía) en una secuencia de tiempos (ritmo) y con diferentes timbres (según el instrumento).
Por tanto, la percepción musical no se puede reducir a la percepción de tonos y sus patrones de activación en el cerebro. Se trata de algo mas complejo que se define por sus efectos emocionales.
Música para motivarte
Busca canciones que te den energía, independientemente del género, pues van a ayudarte a aumentar tus niveles de arousal y, por tanto, completar tus tareas con mayor eficiencia.
Para muchos atletas la música no es algo superfluo, es esencial para lograr el máximo rendimiento.
Además, distrae a la gente del dolor y la fatiga, eleva el estado de ánimo, aumenta la resistencia, reduce el esfuerzo percibido e incluso puede promover la eficiencia metabólica.
Cuando escuchan música, las personas corren más lejos, andan en bicicleta más tiempo y nadan más rápido sin darse cuenta. La música es como un tipo de droga legal para mejorar el rendimiento (análisis, análisis, estudio).
Sin embargo, seleccionar la música de entrenamiento más efectiva no es tan simple como poner en cola una serie de canciones rápidas y enérgicas. También hay que considerar los recuerdos, emociones y asociaciones que evocan las diferentes canciones.
Música para relajarte
El estrés es una carga de trabajo y los recursos cognitivos se fatigan por un exceso de uso.
Los sonidos de la naturaleza nos generan bienestar y mejorar la función cognitiva (estudio, estudio).
Por otro lado, dado que los sonidos naturales a menudo tienen un elemento de aleatoriedad y no impactan en el sistema de recompensa, pueden ayudar a mejorar tu concentración sin convertirse en una distracción (estudio).
Música a tu velocidad
Dos de las cualidades más importantes de la música son el tempo o la velocidad y lo que los psicólogos llaman respuesta al ritmo, que es más o menos lo que una canción te hace querer bailar.
La mayoría de las personas tienen el instinto de sincronizar sus movimientos y expresiones con la música para asentir con la cabeza, dar golpecitos con los dedos de los pies o bailar, incluso si reprimen ese instinto.
Te ha pasado, ¿verdad?

Tenemos una preferencia innata por los ritmos a una frecuencia de dos hercios, lo que equivale a 120 latidos por minuto (bpm) (estudio, estudio).
Sin embargo, cuando corremos el ritmo cardiaco se acelera y la mayoría de la gente parece preferir la música de alrededor de 160 bpm.
Parece que la música puede funcionar como un metrónomo, ayudando a mantener un ritmo constante y disminuyendo el gasto de energía. Es decir, que ayuda a amplificar el foco interno (estudio).
Por tanto, elige el tempo adecuado para la tarea en cuestión.
Recomendaciones para tareas inmersivas
Obviamente debes dar preferencia a la música que te gusta, pero hay ciertos tipos que son más adecuados para aumentar tu rendimiento durante tareas de inmersión.
Música clásica
Este tipo de canciones carecen de letra y parecen tener un impacto medible en la productividad (estudio).
Busca canciones sin giros y vueltas dramáticas de tono para tareas de aprendizaje.
Música electrónica
La música electrónica contiene varios géneros: chillout, downtempo, ambient house y tantos otros. Esta ayuda a mantenerse en el momento presente sin impactar demasiado la productividad.
Además, este género también tiende a ser repetitivo —en el buen sentido— para ponerse a trabajar.
Bandas sonoras
El diseño de los videojuegos implica una increíble cantidad de profundidad y los compositores saben qué música es ideal para ciertas situaciones en las que se puede escuchar de fondo y no distraer al jugador, sino hacer más rica la experiencia.
Bandas sonoras de juegos de simulación como la de SimCity tienen, en realidad, mucho sentido, ya que se diseñó específicamente para que fuera agradable pero lo suficientemente sutil como para no distraerte de la multitud de cosas que necesitabas hacer para construir tu ciudad.
Música ambiental
Algo parecido sucede con Minecraft, que tiene una de las bandas sonoras ambientales mejor valoradas. La música ambiental es capaz de mantener los niveles de atención (estudio, estudio).
Para obtener el mayor impulso de productividad de tu lista de reproducción, ten en cuenta el volumen y el tempo.
Si estás escribiendo, elige música instrumental —para que tu cerebro no intente descifrar palabras ni significados— y ten en cuenta tu propio nivel de energía al elegir la música.
Y lo más importante, elige lo que te gusta. Depende de ti encontrar tu banda sonora personal o lista de reproducción para un día de trabajo concentrado y productivo.
Conclusiones
Ten en cuenta que la música compite con la retroalimentación fisiológica (corazón, músculos, etc.) por la atención consciente del cerebro y ayuda a cambiar la percepción de la gente sobre su propio esfuerzo mental y físico (estudio).
- Si tu trabajo es mayormente repetitivo (y aburrido), prueba a escuchar música up-tempo o electrónica.
- Si tu trabajo es creativo, evita la música con letra y prueba con melodías sencillas de ritmo bajo (recomendación personal: Brian Eno).
- Si te distraes, cambia la música por sonidos naturales de fondo.
- Si tu nivel de energía y alerta ya es alto, no necesitarás música.
- Lo más importante: escucha lo que te hace sentir bienestar.
No sabemos si la música se trata de una tecnología o una adaptación biológica con un impacto en la evolución, pero lo que sí sabemos es que activa, coordina y cohesiona múltiples regiones del cerebro (corticales y subcorticales) ayudando a mejorar nuestro rendimiento.
De hecho, el cerebro humano puede haber evolucionado con la expectativa de que, dondequiera que haya música, haya movimiento. Un tempo rápido probablemente habría requerido movimientos rápidos y palmadas rápidas; los sonidos profundos y fuertes habrían exigido una gran energía y fuerza para golpear el suelo o una roca.
En su concepción, la música era probablemente una extensión del cuerpo humano. Tal vez el cerebro lo recuerda de esa manera.
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6 Comments
Mercedes · 21 agosto, 2020 at 11:58 am
Fantástico! Me ha encantado este artículo. Estoy completamente de acuerdo con lo de los lyrics, me distraen muchísimo cuando realizo cualquier otra tarea. A mí personalmente me gusta mucho el jazz suave, porque su rango dinámico es menor que el de la música clásica, y por tanto no tiene tantos cambios bruscos de tono y volumen.
Pablo Castañeda · 21 agosto, 2020 at 12:00 pm
Gracias por el mensaje Mercedes. Totalmente de acuerdo, yo también utilizo playlist de jazz de vez en cuando. De hecho, voy a añadirla a las notas 😉
Diana · 26 agosto, 2020 at 4:18 pm
Muy bueno el artículo y sí, para muchos trabajar con música es agradable (e incluso fundamental). En mi caso agregó podcast como documentales sonoros (sobre todo de hist o naturaleza que llevan mucha banda Sonora por decirlo así) o radios musicales.
Pablo Castañeda · 26 agosto, 2020 at 6:34 pm
Gracias por la recomendación Diana, y también por tu mensaje.
Elizabeth · 26 agosto, 2020 at 8:46 pm
Me encanta estudiar con música es la única forma de estudiar sino no puedo
Pablo Castañeda · 26 agosto, 2020 at 9:00 pm
Que bueno Elizabeth 😉