«¿En qué condiciones funciona el entrenamiento cerebral?»

Es la pregunta que se plantean los principales expertos en la mejora de la salud cerebral.

A medida que aumenta el número de aplicaciones y juegos de entrenamiento mental (un ejemplo sería el Brain Training de Nintendo), nos damos cuenta que hay enfoques que sí funcionan, mientras que otros no.

¿Cuál es la diferencia entre ellos? ¿Qué determina que un método de entrenamiento mental funcione o no?

Estas son las preguntas que responderemos hoy para entender cómo podemos realmente entrenar nuestro cerebro.

El mito del Brain Training

Si cada vez nos enfrentamos a una mayor cantidad de problemas complejos e interconectados, necesitamos un cerebro de alto rendimiento para poder lidiarlos de manera satisfactoria. Probablemente los juegos de móvil no sean la mejor opción en un mundo tan complejo.

El entrenamiento mental es el uso eficiente de ejercicios mentales diseñados para desarrollar capacidades y redes cerebrales concretas. De la misma forma que el entrenamiento físico acondiciona habilidades concretas (ejemplo: sprint de 100 metros), el entrenamiento mental busca mayor eficiencia neuronal en funciones concretas (ejemplo: atención sostenida).

Antes de desmontar estos juegos de móvil, deberíamos ver cómo funcionan.

El objetivo de aplicaciones como Peak, Luminosity o Elevate es realizar pequeñas tareas que permiten al jugador extrapolar esa práctica a otras tareas del día a día. Por ejemplo, si entrenas tu visión periférica en un juego con peces en movimiento y puntos de colores, debería ayudarte a la misma visión periférica en la experiencia de conducir en la vida real. ¿O no?

Puede que no sea tan sencillo transferir estas habilidades a otras tareas diarias

La pregunta reside en si esta mejora se transfiere a otras actividades desarrolladas en la vida diaria que no han sido objeto de entrenamiento (estudio, estudio, estudio, estudio, estudio).

Viendo la dimensión del mercado de estas aplicaciones, mueve más de 2 000 millones de dólares al año. Algunas apps como Lumosity cuentan con más de 100 millones de usuarios en todo el mundo, haciendo afirmaciones en su web como: «te ayudará a aumentar tu aptitud mental, ralentizar el deterioro cognitivo relacionado con la edad y mejorar tu memoria» (detalle).

En 2014, un par de grupos de neurocientíficos y psicólogos (expertos en aprendizaje, adquisición de habilidades, neurociencia y demencia) firmaron una carta abierta en la que afirmaban que no hay pruebas científicas de que jugar a juegos cerebrales mejore las capacidades cognitivas.

«Hay pocas pruebas de que los juegos cerebrales mejoren las capacidades cognitivas generales subyacentes o que permitan desenvolverse mejor en el complejo ámbito de la vida cotidiana».

Detalle

Condiciones para que el entrenamiento mental funcione

Esta es la pregunta del millón: ¿cómo maximizar la transferencia del entrenamiento mental a nuestra vida real?

Según varios autores, cualquier entrenamiento cerebral debería cumplir estos requisitos:

  • El entrenamiento debería fortalecer una capacidad cerebral relevante en la vida diaria como la atención, memoria de trabajo o la regulación emocional.
  • Debería priorizar necesidades específicas y reales de una persona, al igual que hacemos con el ejercicio físico: «quiero mejorar mi capacidad cardiovascular, fuerza en el salto, etc.» La elección de un juego o técnica debería estar basada en su objetivo: optimizar la concentración, mejorar la respuesta al estrés, la memoria, etc.
  • De la misma manera que ir al gimnasio un par de veces al mes y realizar múltiples actividades sin objetivo no generará un aumento de la masa muscular, el entrenamiento mental requiere de una dosis mínima por cada función cerebral para poder observar neuroadaptaciones.
  • El tipo de entrenamiento debería adaptarse a los resultados del jugador y presentar un desafío progresivo. Lo bueno de un entrenamiento mental con aplicaciones —frente al típico sudoku o crucigrama— es que los otros analizan tus datos y se adaptan en consecuencia para ofrecer una experiencia óptima.
  • Y también, al igual que salir a correr un par de veces este mes no mejorará para siempre tu capacidad cardiovascular, la clave de estos juegos debe residir en la práctica continuada para transferir beneficios reales.

¿Realmente estas aplicaciones y juegos de entrenamiento mental consiguen cumplir estos requisitos?

Quizás algunos de ellos ya que requieren de cierta concentración y habilidad en memoria de trabajo (estudio, estudio, estudio), pero ni de lejos cumplen las promesas que prometen.

Por ello, también es importante entender qué tipo de persona se beneficiaría más: no es lo mismo una persona joven que un adulto mayor o una persona con una lesión cerebral (estudio, estudio).

El nivel basal de rendimiento tiene más margen de mejora en unos que otros.

¿Por qué necesitamos el proceso científico?

Los estudios sobre el entrenamiento mental suelen analizar su efecto en múltiples pruebas cognitivas (de atención, memoria, capacidad de razonamiento, etc.) a lo largo del tiempo sin controlar el número de entrenamientos, con los problemas puramente estadísticos que conlleva.

Por cada entrenamiento, existe la posibilidad de que las puntuaciones mejoren solo por azar. Cuantos más entrenamientos se realicen, mayor será la probabilidad de que los investigadores vean al menos un falso positivo (estudio).

Por otro lado, la forma en la que muchas de estas aplicaciones se testean es con grupos de control. El experimento divide a los sujetos de estudio en dos grupos. El grupo experimental juega a los minijuegos mientras que el grupo de control no hace nada o no juega a ningún minijuego. Posteriormente, se comparan ambos resultados.

La expectativa de mejora en una condición de control sin hacer nada, con crucigramas o vídeos, no es la misma como la de probar productos comerciales. Esta falta de coincidencia de expectativas entre ambos grupos es un problema que sesga los resultados (estudio, estudio).

Estas expectativas influyen en el efecto placebo (estudio) o las mejoras que no son el resultado directo de un tratamiento, sino que se deben a que los participantes esperan sentirse o actuar mejor como resultado de haber recibido un tratamiento.

No solo la ciencia no se sostiene, sino que ya han recibido denuncias y multas por publicidad engañosa (estudio, detalle, detalle).

Los usuarios mejoran en las tareas en las que entrenan, pero no hay ninguna mejora cognitiva evidente fuera de las tareas de entrenamiento. En otras palabras, jugar a juegos de entrenamiento mental te hace mejor en los juegos de entrenamiento mental, pero nada más (estudio).

Ahora que sabes que no funcionan, la pregunta clave es: ¿Qué puedes hacer?

Alternativas y estrategias que sí funcionan

Como hemos visto, muchos supuestos juegos de entrenamiento mental fracasan en su propósito porque nunca fueron diseñados adecuadamente para entrenar funciones cerebrales relevantes.

Hace tiempo me fascinaba la idea de entrenar mi mente con juegos y me he dejado dinero ellos, pero la forma más eficaz de cuidar nuestro cerebro es, en realidad, más aburrida de lo que nos gustaría.

Te reto a probar alguna de estas apps, subir de nivel con su sistema de evaluación y después saltar a otra app a comprobar si tu nivel de partida es el mismo o no.

La realidad es que tienes que tomar decisiones saludables y mantenerte activo, tanto mental como físicamente:

  • Duerme bien para eliminar las toxinas del cerebro que se acumulan mientras estás despierto (relacionadas con los trastornos neurodegenerativos), para consolidar memorias, mejorar tu comprensión de los problemas y muchos otros beneficios que nos aporta el sueño (en mi libro entro bastante en detalle).
  • Basa tu dieta en comida de verdad. El cerebro lleva millones de años sobreviviendo sin refrescos, ni bollería y soportando ayunos prolongados. Olvida las dietas, piensa en alimentos (principalmente vegetales de hoja verde, pescados grasos, bayas o frutos secos para apoyar las funciones del cerebro).
  • Medita para aprender a regular tu atención y emociones. Es la técnica de entrenamiento mental más antigua, pero la que mejor funciona (estudio, estudio, estudio, estudio, estudio).

Los programas de entrenamiento cerebral son solo un atajo para no tener que hacer lo que es más efectivo, pero a su vez, aburrido. Mejorar o mantener las funciones cognitivas no es rápido ni fácil y requiere toda una vida —o al menos un periodo prolongado— de retos cognitivos y aprendizaje.

Si utilizas juegos de entrenamiento mental y los disfrutas, sigue usándolos. Pero mantén unas expectativas realistas: tienen un coste de oportunidad, cada hora que pasas con uno de estos juegos es una hora que no estás realizando actividades que sí han demostrado mejorar tu cerebro.

Si juegas solo para obtener beneficios cognitivos, piensa en otras actividades más complejas que hacer un crucigrama o un minijuego en el móvil.

Si quieres mejorar tu rendimiento en una tarea que es importante para ti, practica esa tarea (algo que se llama práctica deliberada). Jugar a juegos cerebrales sólo conseguirá que seas mejor jugando a juegos cerebrales.

Si quieres entrenar tu mente de verdad, echa un vistazo al programa grupal.

Aprende todos los días: éxito garantizado

Debemos cambiar nuestro enfoque. No confundir habilidades generales con prácticas específicas.

El aprendizaje es un proceso que se construye a partir de elementos básicos y sencillos. Estos elementos, aunque parezcan simples por sí mismos, pueden combinarse para crear habilidades sorprendentes y valiosas.

Aprender un idioma es un ejemplo. La fluidez no es como un músculo. Se basa en palabras, reglas y sonidos. Puede ser impresionante ver a alguien con un nivel de dominio conversar en un idioma con el que tienes dificultades. Aún así, no hay nada más que esto: si supieras todo lo que ella hizo, también hablarías con fluidez.

De manera similar, la inteligencia en la vida real se trata de tener el vocabulario de métodos y conocimientos para hacer frente a una amplia variedad de problemas. Cada unidad de aprendizaje puede parecer poco impresionante por sí sola, pero combina suficientes de esas unidades y la acumulación es sabiduría.

Pero para lograr esta posibilidad, debemos dejar de lado la falsa promesa de que las habilidades de amplio alcance pueden provenir de la práctica en tareas limitadas. El entrenamiento mental es un callejón sin salida, pero el aprendizaje es atemporal.

La única forma de volverse más inteligente es aprendiendo.


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